Entrevista: Dr. Carlos del Cacho
“NO ES CUESTIÓN DE HUMILDAD, SINO DE INTELIGENCIA APROVECHAR UN COMENTARIO DEL MÉDICO RESIDENTE MÁS NOVATO"
A lo largo de anteriores entrevistas con médicos de Clínica Planas, hemos podido extraer que trabajan bajo la premisa de la proximidad con el paciente. Así que ¿quién es usted, Carlos o el Dr. del Cacho?
Primero soy el Dr. del Cacho, pero luego, cuando me aproximo a mi paciente, soy Carlos. Y así ha sido siempre a lo largo de los 28 años que llevo en esta casa. Me considero muy meticuloso e intento estar muy al servicio de mis pacientes sea el día y la hora que sea. La atención y la proximidad es lo que más valoran. Ellos saben que siempre estoy cuando me necesitan.
Usted es especialista en Cirugía Plástica Reparadora y Estética, y Presidente de la Sociedad Catalana de Cirugía Plástica Reparadora y Estética. ¿Cómo fueron sus inicios en esta carrera?
Desde el principio tenía muy claro que quería ser cirujano. En cuarto de carrera realizaba prácticas de cirugía cuando el azar del destino me llevó a conocer la cirugía plástica. Es una especialidad quirúrgica que tiene una serie de ramas, entre ellas la cirugía estética. En un principio, me estaba preparando para la cirugía general, que en aquel momento básicamente se trataba de ser cirujano digestivo, pero en un momento determinado, después de muchas dudas incluso me atrevería a decir existenciales, me decidí por la cirugía plástica. Cuando terminé la carrera, hice el MIR (Médico Interno Residente) haciendo mi residencia en el Servicio de Cirugía Plástica y Quemados de la Vall d’Hebrón, en Barcelona, por cierto cabe decir que es un servicio muy prestigioso en España. Y cuando acabé la especialidad, entré a trabajar en Clínica Planas, en la que realizo mucho contorno corporal y mamas.
Habla del “azar”… ¿Llegó a cambiar su destino?
De hecho, me invitaron a asistir a las guardias de cirugía plástica cuando yo hacía guardias de cirugía general. Lo compaginé, asistí a algunas, me gustó y entonces fue cuando me di cuenta de que aquello era otro mundo en el que me sentía mucho más a gusto. Por entonces estaba en el Clínico interno en una Cátedra de cirugía y pasé al Departamento de cirugía plástica de la misma Cátedra, desde allí dirigí toda mi formación hacia esta especialidad.
Hace más de 30 años había mucho por descubrir en cirugía plástica. ¿Fue eso lo que le atrajo profesionalmente?
Sí que es cierto que había mucho por descubrir, pero sobre todo lo que me gustaba más era la creatividad de la especialidad, que no tenía la especialidad de cirugía general. La cirugía plástica me atraía fundamentalmente porque era muy creativa y me daba la sensación que me divertía más con esta cirugía que con otra.
Otros médicos me han llegado a hacer un paralelismo de esta especialidad con el arte.
Si el arte es creatividad, que evidentemente tiene mucho de creatividad, pues sí hay un paralelismo. En el momento en que estás creando bajo unos parámetros de belleza -que aunque pueden cambiar, existen-, estamos hablando de una especialidad artística.
¿Quién marca estos parámetros de belleza, el paciente o usted?
No siempre el paciente tiene claro estos parámetros. Lo que sí tiene claro es el problema que presenta y pregunta por las soluciones. Entonces, el médico interviene como técnico exponiendo las posibles soluciones dentro de unos límites para que el paciente escoja dentro de las indicaciones de la alteración o el problema que tenga. Y digo “técnico” porque evidentemente un pintor también necesita de una técnica para pintar un cuadro; sino, sería incapaz de hacer una mezcla de aceites o de preparar un lienzo.
Usted hizo un stage en Brasil junto al Dr. Ricardo Baroudi (en Campinas) y el Dr. Antonio Bozola (en San José de Río Preto). ¿Qué aprendió?
Ante todo, que siempre es bueno moverse de territorio y ver como se trabaja en otros ambientes. En Campinas aprendí técnicas de contorno corporal y en San José de Río Preto técnicas de mamas. Allí aprendí algunos detalles que pude añadir a los conocimientos que me transmitió mi maestro el Dr. Jaime Planas, fundador de la Clínica Planas. Hoy en día las técnicas están más globalizadas, así que más que viajar para ver cómo trabajan en otros países, ahora lo que hago es asistir a congresos.
Menciona el Dr. Jaime Planas como su “maestro”. ¿Fue él quien le dio su mejor consejo?
No “mi mejor”, sino “mis mejores consejos”. El Dr. Jaime Planas me dio una trayectoria a seguir que es la que he intentado seguir desde entonces. Casi todo lo que aprendí de él, no me lo tuvo que decir porque lo vi en él mismo. Quizás eso sea lo más importante, porque cuando se da un consejo, a veces el que lo da no lo sigue; son consejos dados de cara a la galería. El consejo, o mejor dicho, la actitud que se aprende viendo a la persona actuar tiene mucho valor porque es auténtico. Tuve la suerte de aprender cómo el Profesor Jaime Planas trataba a sus pacientes y, le puedo asegurar que muchas veces -no sólo como cirujano sino como persona- tengo a mi maestro presente ante cualquier situación difícil y me imagino qué actitud tomaría él.
Dígame alguna actitud del Profesor Jaime Planas que todavía aplique.
El estar muy encima del paciente y saber que cuando hay una complicación -que siempre hay complicaciones como en todos los trabajos- es cuando más atento tienes que estar con el paciente. Sabemos que las complicaciones son desagradables para todo el mundo. Cuando algo no sale bien, lo que apetece es no ver nunca más a esa persona. Esto pasa en todas las profesiones. Pues aquí ocurre lo mismo y lo que hay que hacer es todo lo contrario; tener ética y fuerza de voluntad, hay que estar más encima del paciente que nunca. Es muy fácil que un paciente te haga un regalo cuando todo es sencillo. Lo verdaderamente satisfactorio es cuando se complican las cosas y las resuelves. El Dr. Jaime Planas siempre decía “serás un buen médico cuando tus complicaciones te hagan un regalo”. A parte de estos consejos tan valiosos, también nos regalaba objetos con un significado detrás, como por ejemplo un ajedrez, que representa que en Clínica Planas somos una familia en que todos jugamos. Y de hecho considero al Dr. Jaime Planas mi padre científico y en muchas cosas busco su modelo no sólo en la parte médica, sino también humana.
Lleva más de 20 años de actividad docente. A parte de enseñar, ¿también se aprende de los alumnos?
De los nuevos alumnos siempre se aprende, porque ante todo en esta vida hay que aprender a escuchar. Hasta la persona más sencilla siempre te puede enseñar alguna cosa. No es cuestión de humildad, sino de inteligencia aprovechar un comentario del médico residente más novato.
¿Qué espera que aporten sus alumnos a la especialidad?
Yo creo que lo que hemos aportado todos cuando somos jóvenes: ilusión. La ilusión es lo que hace que se desarrollen nuevas técnicas. La ilusión hace que la especialidad sea más conocida y respetada a fuerza de rigurosidad en el trabajo.
Tengo entendido que usted es una persona muy didáctica además de lector empedernido ¿Cómo se prepara el Dr. del Cacho una clase o una ponencia?
Tengo la suerte de que Dios me ha dado a mí y a mis hijos la gracia de expresarnos bien. Supongo que el hecho de mi afición a la lectura influye en ello, pero no me cuesta hablar ni me pongo nervioso ante el público y eso hay que aprovecharlo. Además soy una persona muy meticulosa cuando tengo que prepararme algo, e intento hacerlo muy bien. La persona que improvisa se equivoca muchísimo. No hay mejor improvisación que la que está perfectamente preparada. Yo soy de los que repaso y vuelvo a repasar y hasta en el coche voy repitiendo la conferencia. Cuando más mayor me hago, más meticuloso me vuelvo. Recuerdo cuando empezaba a trabajar con el Profesor Jaime Planas, le veía operar y me venían ganas de ser ya mayor porque pensaba que así no sufriría lo que sufría cuando empezaba a operar. Pues me equivocaba, se sufre aún más, porque cuanta más experiencia tienes, más cuenta te das de los problemas que se pueden presentar. Volviendo al paralelismo del artista, esto también le ocurre al verdadero artista ya maduro, que cuando le toca salir a escena, tiene más miedo escénico que cuando empezaba.
Hace poco, Clínica Planas ha sido noticia de gran repercusión por la utilización de células madre a partir de la grasa extraída de las liposucciones. Usted ha formado parte de este equipo de investigación. ¿Nos puede explicar cómo han llegado hasta aquí?
Todavía no se pueden concretar sus aplicaciones porque falta desarrollarlas, pero estamos convencidos de que serán extraordinarias. El futuro es la medicina regenerativa basada en las células madre. Uno de los grandes problemas es la fuente de estas células madre. Sabemos todos que las células del cordón umbilical son una fuente. Pero si cuando nacemos, nos deshacemos de él, tenemos que buscar células madre en otras fuentes. Ahora tenemos la suerte de que el laboratorio ha revelado que el tejido graso es un tejido rico en células madre. Cuando se hace una liposucción, se aíslan estas células, se guardan en un banco y aunque todavía no tienen una aplicación, poco falta para ello, sobre todo para enfermedades degenerativas, etc.
Usted ha sido testigo de los cambios que se han producido en la cirugía estética, puede prever hacia dónde va. ¿Qué cambios prevé que se produzcan?
Tengo mucha esperanza en los cambios de la medicina regenerativa, que se puedan cultivar tejidos, que se puedan utilizar estos tejidos propios del paciente para evitar rechazos… Quizás en un futuro, se pueda realizar un aumento mamario; en vez de poner una prótesis de silicona, sería fantástico que pudiéramos utilizar unas células que se transformen en glándula mamaria de la propia paciente -porque las tenía en un banco- y aquella mama aumentara. Evitaríamos algunos problemas a la hora de colocar una prótesis…, que son pocos, pues entonces todo provendría de un elemento natural no extraño.
La moda ha favorecido las intervenciones quirúrgicas estéticas. ¿Esto es una ventaja u ofrece más presión por los resultados?
Una ventaja por el desarrollo de la especialidad. Lógicamente, si hay más demanda, también se investiga más, crece la experiencia y entonces mejora la especialidad de los servicios que podamos prestar a la sociedad. Pero por otro lado, evidentemente es una presión porque el paciente muchas veces opina más de la cuenta con desconocimiento o pide cosas que ha entendido mal. Hoy en día a través de internet hay mucha información, o desinformación me atrevería a decir, y al faltar conocimientos, la información no es bien interpretada. Es como si yo me pusiera a leer sobre ingeniería espacial y opinara sobre ello.
¿Qué le han llegado a pedir?
Aún recuerdo una paciente que me pidió una rinoplastia el día antes de ir a una boda. Era una chica norteamericana con la que ya teníamos cita para un viernes. Le dije que tendría que quedarse ingresada al menos un día por la férula, los tapones… Ella insistía que quería marcharse el mismo día acabada la operación. Yo no se lo recomendaba. La paciente llegó a ingresar. A todo esto yo todavía no sabía porqué insistía en marcharse de inmediato. Finalmente, me comentó que tenía que ir a una boda. Yo le dije que no podría asistir, ya que tendría los ojos hinchados y otros efectos del postoperatorio. Me acabó confesando que era su propia boda a la que tenía que asistir. Evidentemente, no se realizó la operación, al menos en Clínica Planas.
¿Se ha operado usted alguna vez por estética?
Todavía no he pasado por el quirófano, pero estoy convencido que quizás algún día tenga que pasar para quitarme las bolsas de los párpados que ya empiezan a asomar. La blefaroplastia tiene muy buen resultado y no tendría ningún problema en realizármela.
Y para acabar, ¿qué o a quién le cambiaría usted la cara?
A la honestidad de la gente. La base de que una sociedad funcione es que la gente sea honesta consigo mismo primero y luego con los que le rodean. A lo mejor la crisis económica mundial que estamos viviendo actualmente es, entre otras cosas, consecuencia de la falta de honestidad.