Con Motivo del Día Internacional contra el Cáncer de Mama, el pasado 15 de octubre realizamos un directo de Instagram con el Dr. Jaume Masià, especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora y director del Servicio de Reconstrucción Mamaria Avanzada y de la Unidad de Tratamiento Integral de Linfedema de Clínica Planas.
Durante este directo el Dr. Masià respondió a diferentes dudas tanto de la moderadora, paciente de linfedema, como de las personas que nos acompañaron en el directo. Hemos recogido estas preguntas y respuestas con el objetivo de facilitar la información a todas las personas afectadas por esta dura enfermedad.
Estas son algunas de las preguntas respondidas por el Dr. Masià sobre prevención y tratamiento del linfedema:
¿Existe algún tipo de cirugía que implique una mayor o menor probabilidad de desarrollar un linfedema?
La cirugía que tiene más riesgo de crear un linfedema es lo que se llama un vaciamiento, es decir, la retirada de los ganglios. Si a este vaciamiento le sumamos radioterapia, en la que hemos hecho una destrucción de esos “tubos” que transportan la linfa y hemos quemado la zona donde se encuentran estos tubos, lo que hemos hecho es una interrupción total de este sistema linfático.
Este es el principal riesgo en la actualidad. Hoy en día en los hospitales catalanes la tasa de linfedema post vaciamiento y radioterapia oscila entre un 30 y un 35%. Es decir, que un tercio de las mujeres que sufre esto desarrolla un linfedema.
En este sentido, ¿influye la técnica utilizada? Mastectomía, tumorectomía, técnica de dorsal ancho…
No. Por un lado está lo que ocurre en el pecho de la mujer, lo cual no afecta en el caso del linfedema. Lo que afecta es lo que hacemos en la axila, como el ya mencionado vaciamiento o a veces lo que se llama exploración ganglio centila en la que, como el daño es menor, hay menor riesgo de crear un linfedema.
¿Qué se debe hacer para prevenir esto?
A mí me gusta hablar de la medicina que me gustaría poder hacer con todo el mundo. Lo que estamos empezando a hacer en centros como Clínica Planas o en Harvard, es que en el momento en el que planificamos la cirugía oncológica ya estudiamos a la paciente y hacemos un mapeo de su sistema linfático. Hay que tener claro que no todos los humanos tenemos el mismo sistema linfático. Hay gente que tiene un sistema más rico y otros más pobre. Si tenemos un sistema pobre (con pocos canales) cualquier agresión nos va a provocar una alteración total. Por lo tanto:
Primera fase: intentar estudiar, antes de la cirugía, este sistema linfático.
Segunda fase: realizar el vaciamiento con lo que se llama un mapeo axilar reverso. Es decir, ver los tubos que llevan la linfa del brazo para saber si los voy a alterar o no. Y si los altero.
Tercera fase: si altero estos tubos debo realizar una reparación inmediata del sistema linfático. Es decir, quito una cosa pero la vuelvo a reconectar.
En el caso de que una persona no pueda recurrir a estas técnicas, que son muy nuevas, lo que se hace es un seguimiento (screening) que antes de que la paciente tenga cualquier pequeño síntoma de linfedema se le hacen unas pruebas para ver si este sistema linfático puede estar alterado. En ese momento habría que hacer la reconstrucción del sistema linfático.
Estas son algunas preguntas planteadas sobre cómo vivir el día al día durante y después del linfedema:
¿Existen algunas pautas o rutinas que una paciente recién operada pueda seguir para prevenir esta situación?
Cualquier pauta de movilidad y ejercicio es muy interesante pero mi principal consejo a las pacientes es que, ante la duda o la sensación de que algo extraño está pasando en ese brazo, hay que acudir al médico y realizarse pruebas. No debemos esperar a despertar un día con la mano o el brazo hinchado. Unas semanas o meses son cruciales para el tratamiento del linfedema.
¿Es normal sentir hormigueo?
El hormigueo puede no ser debido al linfedema, ya que en la misma intervención donde se tocan los ganglios también se tocan nervios, lo que puede producir una sensibilidad especial. Aún así, el hormigueo y la pesadez al final del día pueden ser símbolos de un fallo linfático, ante lo cual debemos acudir al médico. La medicina requiere actuación rápida.
Ejercicio físico, ¿sí o no?
El ejercicio moderado y progresivo es bueno. Ejercicios tan sencillos como el uso de una pequeña pelota antiestrés para ir moviendo la mano, con lo que ejercitas la musculatura del antebrazo, es perfecto. La elíptica o la marcha nórdica también son muy buenos ejercicios, igual que nadar. Se trata de elegir ejercicios que no sobrecarguen nuestras extremidades o impliquen movimientos traumáticos.
También es importante descansar pensando en el brazo. Por ejemplo viendo la televisión, en lugar de dejar el brazo caído podemos utilizar un par de cojines para mantenerlo elevado. Esto tan simple nos ayudará mucho.
Y en cuanto a deporte, ¿qué se puede llegar a hacer?
En un momento en el que estamos obsesionados con el deporte, lo que tenemos que tener claro es que tiene que ser algo satisfactorio. Si a una persona que odia el agua se la envía a natación, por mucho que el ejercicio en sí sea positivo el resultado será negativo, ya que supondrá un sufrimiento.
Tenemos que buscar deportes que produzcan un placer (secreción de endorfinas) y que sean suaves. Cualquier deporte que sea progresivo, moderado y que nos guste va a ser positivo. Existen casos de deportes traumáticos como el boxeo o el tenis que no estarían recomendados.