En el último año hemos detectado un notable aumento en la demanda de blefaroplastia y otros tratamientos relacionados con la belleza de la mirada. El motivo es que, con el uso de la mascarilla, la mirada es el rasgo facial que más lucimos. La realidad es que los párpados caídos, así como las bolsas y las ojeras nos dan un aspecto más cansado y envejecido.
En este episodio de Corpore Sano vamos a hablar de cómo devolver la juventud y la luminosidad a la mirada.
Desde el punto de vista quirúrgico hablaríamos de la cirugía de los párpados o blefaroplastia, una técnica que consiste en corregir el exceso de piel y las bolsas de grasa de los párpados superiores e inferiores.
Esta intervención puede realizarse de dos maneras:
Vía externa: se realiza un pequeño corte bajo las pestañas por el que se extraen las bolsas de grasa y se cierra mediante una sutura muy fina que, al mismo tiempo, sirve para tensar la piel.
Vía interna o transconjuntival: consiste en hacer una pequeña incisión en el interior del párpado, sin herida externa, por la que se saca la grasa a través de la mucosa interna del párpado. Este procedimiento es el más común para personas menores de 45 años que no necesitan que se extirpe piel. La gran ventaja de esta técnica es que no deja cicatriz y que no puede cambiar la forma de los ojos.
Es una cirugía breve, con un postoperatorio sencillo y con unos resultados duraderos.
Por otro lado, para las personas con problemas de ojeras oscuras, contamos con el Nanofat. Esta técnica no quirúrgica consiste en la extracción de una pequeña cantidad de grasa del paciente, la emulsión de esta grasa pasando el contenido de una jeringa a otra repetidamente mediante un conector y la posterior inyección, con una aguja muy fina, en la zona de las ojeras para eliminar esta coloración oscura.