Uno de los casos más peligrosos que pueden llegar a la consulta de un cirujano plástico es el de una persona que padezca dismorfofobia. Este síndrome de distorsión exagerada de la propia imagen se manifiesta por una preocupación excesiva por defectos físicos inexistentes. Estas personas suelen acudir a las clínicas de cirugía estética en busca de la solución a su malestar y, en este sentido, es vital diagnosticar esta tipología de paciente que nunca quedará satisfecho con las intervenciones que se le practiquen y que podría entrar en una espiral de operaciones difícil de detener.
Para detectar estos casos hay que tener en cuenta que la mayoría responden a un perfil de hombres jóvenes. El dismorfofóbico suele reunir, en más del 90% de los casos, las características del que se conoce como síndrome de SIMON, cuyas siglas resumen los siguientes conceptos: soltero, inmaduro, masculino, obsesivo y narcisista. Estas siglas también se corresponden con las inglesas (single, immature, male, obsessive, narcissism), y por eso el síndrome de SIMON se conoce con este nombre en todo el mundo.
Desde mi experiencia en Clínica Planas y Planas Day, puedo afirmar que los casos de dismorfofobia son aislados y que es relativamente fácil detectarlos por su especial comportamiento. El dismorofofóbico, por ejemplo, no suele mirar al médico mientras explica su caso, no sabe explicar qué quiere exactamente o, en otros casos, sí sabe lo que quiere pero manifiesta una preocupación excesiva. Con frecuencia, son personas que no salen de casa porque creen que todo el mundo está observando el defecto estético que ellos ven magnificado.
Debo añadir que, como protocolo, en nuestros centros médicos, todos los menores de 23 años pasan una evaluación psicológica para constatar su estabilidad emocional, tal como se explica en el siguiente post publicado en este blog: https://www.clinicaplanas.com/jorge-planas/2008/06/.
Si estamos ante un paciente que demuestra un rechazo absoluto a su cuerpo y detectamos en él una falta de autoestima patológica, nuestras alertas deben dispararse y debemos derivar al paciente a terapias psicológicas.