LIBRO: CIRUGÍA ESTÉTICA SIN TRAMPA NI CARTÓN (Prologo)

Libro sin trampa ni carton

“La belleza ha sido objeto de deseo desde que la humanidad existe”
Dr. Planas tiene Ud. toda la razón. Desde el mismo instante en que su habilidad –o humanidad- se lo permite, el hombre fabrica armas y ornamentos, utensilios ambos fundamentales para la supervivencia. Si, claro, la belleza también nos ayuda a subsistir. Ya conocemos la ley del más fuerte, ellos se llevan la mejor tajada en todo, atraen a más mujeres, se reproducen más y sus genes perseveran. Y, que casualidad, resulta que los cánones de estética en la naturaleza van asociados a las características del mas fuerte. ¿O vamos a negar la atracción de un cuerpo Danone? El ser humano ha sobrevivido luchando y seduciendo. Por eso, desde que el mundo es mundo, hemos cuidado nuestro aspecto. Cada civilización tiene sus cánones y para alcanzarlas han llegado a vendarse los pies, encorsetarse, deformarse cráneos, cuellos, labios u orejas. ¿Por qué? ¿Realmente compensa tanto sacrificio? Evidentemente si. Gustarse es una de las bases del bienestar físico y psíquico. Sentirnos atractivos acrecienta la autoestima, fortalece los ánimos y nos ayuda a enfrentarnos mejor al día a día. No es pura coquetería, es salud.

Una de mis obras de teatro favoritas es Cyrano de Bergerac de Edmond Rostand. Un ejemplo que nos viene al pelo. El valiente soldado, es capaz de aniquilar batallones y desdeñar al mismísimo Richelieu, pero no puede alcanzar aquello que mas desea en esta vida, el amor de Roxanne. Y es un problema de narices. Al igual que Góngora, Cyrano es un hombre a una nariz pegado, pero mas que superlativa el apéndice es grotesco. Al menos así lo considera él y no osa cortejar a la señorita por temor al rechazo. Pasará toda una vida junto a Roxanne sin atreverse a hacerle la mas mínima insinuación, salvo a través de cartas firmadas con un rostro mas agraciado, el de su amigo Christian. Solo al final ella descubre que su verdadero amor, el autor de las mas apasionantes cartas y poemas, no es el abajo firmante efebo, si no el contrahecho Cyrano. Tarde querida, Monsieur de Bergerac ha muerto. La historia nos hace creer que de haberlo sabido antes, la dama se hubiera lanzado ciegamente a los brazos del soldado. Permítanme que lo dude. La realidad raramente cumple el cuento de la bella y la bestia. Y no por falta de gente capaz de ver más allá de la apariencia física. Roxanne, sin ir más lejos, estaba dispuesta, pero Cyrano nunca hubiera sido feliz a su lado. Su complejo nasal le llevaría a creer que Roxanne actúa por compasión y nunca se hubiera sentido admirado, por mucho que lo fuera. Esa sensación irreal de inferioridad que los defectos físicos pueden llegan a crear destrozan una relación. Que se le va a hacer, así son los complejos.
Que diferente sería la historia hoy en día. Si en el primer acto nuestro héroe, en lugar de irse al teatro o de pelea, hubiera visitado al Dr. Planas. Cyrano se hubiera ahorrado un duelo y ganado una bella damisela. Se acabó el drama. De haber vivido en el siglo XXI el Señor de Bergerac nunca hubiera inspirado una obra de teatro. Sería un gran soldado o un célebre poeta, pero nunca el hombre frustrado que inspiró a Edmond Rostand. Lástima que los tratamientos estéticos de entonces no pasaran de los polvos de arroz.

Actualmente las preocupaciones Cyrano de Bergerac serían otras. El problema nasal del caballero tiene solución y él, como todo el mundo, lo sabe; la cirugía. Entra uno en quirófano con la nariz como un mástil, y sale… ¿cómo sale? ¿Duele? ¿Le cambiará la cara? Nuestro héroe estaría hoy luchando contra las dudas, al igual que muchos de nosotros. Tenemos el progreso de la ciencia a nuestro servicio y muy poca información concreta al respecto. No sé hasta que punto conocen Uds. el tema de la plástica, pero los profanos nos enteramos de los avances por la televisión, la radio, las revistas, las amigas, etc. Según estas fuentes los resultados de la cirugía estética van desde milagrosos hasta mortales. Por un lado leemos que la liposucción elimina definitivamente la grasa que sobra, adiós a la eterna dieta, y por otro oímos que puede tener un desenlace fatal. ¿Qué pensar? Un día, el tratamiento de arrugas: inyecciones con sustancias que bloquean los músculos es la solución no quirúrgica ideal al lifting frontal, al día siguiente es una horrible toxina que te deja de parpados caídos. ¿A quien creemos? Está claro, confíen en el “Abogado del Diablo”. Él nos hablará de la cirugía estética sin trampa ni cartón, para hacernos entender que los milagros no existen, pero que no por ello hay que cerrar los ojos a todas las posibilidades que nos ofrecen. Gracias a él he podido darme cuenta de que la liposucción en manos expertas no entraña peligro, pero tampoco impide que engordemos si nos atiborramos a dulces. Me ha sorprendido aprender que un lifting es mucho mas que un tirón de piel, que puedo mejorar mis pantorrillas con un implante y que mi edad no la determina mis años, sino mis células.
Dr. Planas cumple ese papel de abogado del diablo y rompe con los mitos que se han ido creando en torno a su especialidad. Lo ha conseguido en un libro ameno, accesible y muy didáctico. A mí, que de medicina no entiendo ni patata, me ha hecho quedar de maravilla con mucha gente, empezando por Teresa. Mi amiga se queja constantemente de que tiene poco pómulo, de lo bien que quedaría con algo mas de volumen que camuflara su cara de flauta. Pues el otro día la dejé planchada. Durante una comida mano a mano volvió a sacar el tema, e inmediatamente me vino a la cabeza el capitulo 6 de este libro. Teresa se quedó a cuadros cuando empecé a explicarla que para subsanar su problema tenía hasta 3 posibles técnicas; la prótesis de silicona, el auto implante de grasa o la infiltración de productos de relleno. No solo eso, fui capaz de contrastarle los resultados, riesgos y beneficios de cada uno. ¿Qué les parece? Pues aún hay mas, hasta contesté a sus preguntas. Algo que solo se consigue teniendo las cosas muy claras…, bueno y cuando, como en este libro, al final de cada capítulo hay una sección dedicada a las preguntas más habituales. El caso es que fue un éxito.

Vivimos en una sociedad cada vez más demandante, en la que se nos exige presentar nuestra mejor cara en todo momento. Tan es así que cada vez son más los trabajos que dependen de ello. No solo los/as modelos, presentadores/as, actores, etc. viven de su imagen. Comerciales, vendedores, hasta el puesto de un ejecutivo depende de su apariencia mas o menos joven. Según los resultados de un estudio en EEUU, los ejecutivos de aspecto más enérgico y vital se mantienen más tiempo en puestos directivos y alcanzan mejores sueldos. Una vez más sobrevive el más fuerte. No es de extrañar que cada vez sean mas los hombres que acuden a las consultas de cirugía plástica solicitando retener la juventud.
Pero no solo necesitamos de la estética por razones profesionales. Nuestra expectativa de vida crece a pasos agigantados. Si a principios del siglo XX la esperanza de vida rondaba los 42,38 años, a comienzos del siglo XXI ya vivimos un promedio de 79,2 años. De ahí que surja la medicina antienvejecimiento, la que nos ayuda a pasar esa montonera de años frescos como una lechuga. Magnifico ¿verdad? Pues lean, lean y aquí aprenderán cómo se hace. Pero sigan leyendo porque no basta con sumar años. Imagínense, llegamos a los 78 con un cuerpo que marcha como un reloj, sin achaques, pero hay que enfrentarse cada día al reflejo de un rostro arrugado y descolgado. Ni hablar, si vamos a llegar tan lejos que sea con buena cara. Creo que les he comentado alguna vez mi miedo a envejecer. No me apetece nada presenciar como pierdo la forma física, se me arruga la cara, me lleno de canas, etc. Por eso me cautivó el personaje de La Bella Otero. La musa de una época, que no quiso envejecer, y dado que detener el tiempo es imposible incluso para quien enamoró a reyes, decidió retirarse del mundo antes del declive. A partir de los 46años nadie volvió a verla el pelo, de manera que su recuerdo es siempre el de la más hermosa de las mujeres de la Belle Epoque. Menos mal que ahora no hace falta enterrarse en vida para que no nos vean envejecer, porque la idea me seduce bastante poco. Hoy por hoy contamos con varios procedimientos para mantener el tiempo a raya. El Dr. Planas les explicará las técnicas para mejorar las arrugas, eliminar manchas y en definitiva paliar los estragos del tiempo de forma sencilla. Desde las cremas hasta el lifting todo cuenta y se comenta.

Como hemos visto la búsqueda de la belleza nos es innata, tan es así que deja huella como rasgo cultural. Por otro lado un buen aspecto es una demanda social, laboral y, lo que es más importante, es un requisito propio. Estar contentos con nuestra imagen se asocia a bienestar y salud. ¿No me creen? Prueben a arreglarse un día de bajón. Verán como desaparece la sensación de pesadez con 2 brochazos de colorete. Por ultimo si vamos a ir llegando cada vez a más y más viejos, necesitamos que sea con buena calidad de vida y una cara presentable. En conclusión, la importancia de la estética es enorme, siempre lo ha sido, solo que ahora son mas las posibilidades y los remedios, pero escasa la información. Para eso está el “Abogado del Diablo”, para conducirles, sin trampa ni cartón por los secretos de nuestra mejor arma, la cirugía plástica y estética.