Ya está aquí el verano, la época en la que más exponemos nuestra piel a los rayos del sol, y nunca está de más recordar algunos buenos hábitos para disfrutar de nuestro tiempo libre de forma segura para la piel. Hay que tener en cuenta que, aunque la exposición al sol tiene grandes beneficios como la producción de vitamina D, también tiene sus riesgos, como son:
- Quemaduras solares
- Envejecimiento de la piel
- Y en casos más graves incluso la aparición de cáncer cutáneo
Hoy en Corpore Sano damos 4 consejos para proteger nuestra piel del sol.
Fotoprotección
El primer consejo es fundamental: utilizar protección solar. Todavía hoy en día mucha gente piensa que el protector solar aplica únicamente para tumbarse a tomar el sol. Nada más lejos de la realidad: el protector solar está indicado en cualquier situación en la que vayamos a exponernos a las radiaciones solares y en cualquier época del año.
Además, la protección solar elegida debe ser:
- De factor 30 cómo mínimo
- Con cobertura amplia tanto frente a los rayos UVA como a los rayos UVB
- Resistente al agua
Es recomendable también utilizar una crema específica para el rostro y aplicarla cada dos o tres horas.
Fotoprotección oral
Como segundo consejo, podemos valorar también la fotoprotección oral. Se trata de antioxidantes que se consumen por vía oral y que dan a la piel mayor resistencia frente a las agresiones solares. Hay que tener claro, eso sí, que en ningún caso sustituyen a la protección solar en crema.
Evitar las horas de mayor intensidad de sol
El tercer consejo sería evitar las horas de mayor intensidad de los rayos solares, pero también las jornadas maratonianas. La exposición al sol debe ser progresiva.
Preparar la piel para el verano
El cuarto consejo es preparar la piel para el sol, con una rutina cosmética adecuada o con tratamientos de medicina estética y con el tratamiento de terapia lumínica (LED) que va a preparar la piel para que no haya daños solares. El objetivo es tener una piel lo más sana y fuerte posible.
Y un consejo extra muy importante es dedicar diez o quince minutos al día sin protección solar en las horas de menos intensidad de sol para que se activen todos los mecanismos fisiológicos beneficiosos para el organismo.