Con la llegada del otoño y el invierno muchas personas dejan de preocuparse por la protección de la piel y esto es un error. Durante la temporada de frío existen amenazas específicas contra la salud de nuestra piel; vamos a ver cuáles son y cómo combatirlas en Corpore Sano.
Los rayos que deben preocuparnos en verano son los UVB, responsables de las quemaduras solares y del bronceado, pero en invierno los rayos que más se filtran son los UVA, causantes del fotoenvejecimiento.
Los rayos UVA reducen la producción de colágeno y elastina, lo que se traduce en la aparición de las temidas arrugas y manchas solares. Por lo tanto, y esto es fundamental, la fotoprotección debe utilizarse todo el año y no sólo en verano.
Además de esto, en invierno la piel se enfrenta a más agresiones externas, como el frío, el viento, la polución e incluso la calefacción. Por eso debemos mantener una rutina facial activa.
Esto consiste en una correcta higiene facial, la utilización diaria de un sérum que hidrate en profundidad nuestra piel y una crema que la nutra y la repare. Y por supuesto, como decíamos, protector solar todo el año.