“que joven se mantiene para la edad que tiene” ahora tendrán un fundamento científico que lo podrá confirmar.
Dieta rica en Folatos
La investigación sugiere seguir una dieta rica en folatos para frenar el envejecimiento. También conocido como vitamina B9, la podemos encontrar en vegetales de hoja verde como las espinacas. Se trata de una vitamina hidrosoluble necesaria para la formación de proteínas estructurales y hemoglobina; resulta básico para en la síntesis de purinas, compuestos que forman parte de los nucleótidos, sustancias presentes en el ADN
Comparando el epigenoma
Otros factores
Con todo ello hay que tener en cuenta también que los factores ambientales también contribuyen al envejecimiento ya que afectan directa y precisamente el epigenoma.
Resultados
Los resultados del estudio indican que había medio millón de puntos del ADN en los que al bisabuelo de 103 años le faltaba el interruptor que apaga los genes, mientras que el recién nacido no los tenía. Esta cifra representa sólo el 3% de los 16 millones de puntos del ADN regulados por grupos metilo. Pero el medio millón de alteraciones afecta a múltiples genes importantes como algunos que regulan el sistema inmunitario, el metabolismo de la glucosa o el de la insulina. Por tanto, a medida que una persona se hace mayor, algunos genes que debería estar silenciados se van activando y, por el contrario, otros genes que deberían estar activados se silencian. El resultado es que el conjunto de todo el ADN a medida que pasa el tiempo va funcionando peor.
La edad del padre en el momento de concebir condiciona la longevidad del hijo
Los telómeros – fragmentos de ADN que protegen los cromosomas- se alargan con la edad en los espermatozoides, mientras que en el resto de tejidos del cuerpo humano se acortan. Su progresivo acortamiento a lo largo de la vida es uno de los fenómenos básicos que definen el envejecimiento. Por tanto, cuando un niño/a es concebido por un hombre mayor, todas sus células heredan los largos telómeros del padre. Según los investigadores, por cada año adicional del padre en el momento de la concepción, se gana una longitud de telómeros equivalente a la que se pierde en un año con el envejecimiento.