Dieta antiaging
Come lo justo gasta más
“Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo, y come algo a media mañana y media tarde”. Y es que la dieta frugal es la que más se asocia a la longevidad saludable. Sin embargo, no sólo hay que comer poco: hay que comer bien. Para ello, la dieta debe ser rica en nutrientes esenciales y adaptarse a las necesidades de cada persona. No existe una dieta universal, válida para todos, ya que cada persona tiene unas necesidades y carencias específicas que los alimentos contribuyen a equilibrar. Sin embargo, sí hay pautas generales que pueden ayudarnos a mejorar nuestra alimentación. No sólo hay que comer bien, y no saltarse ninguna comida. También hay que seleccionar los alimentos y cantidades necesarias, así como prepararlos de un modo adecuado. A pesar de que, científicamente, se puede demostrar que lo único que puede incrementar la longevidad de una persona es la alimentación, las personas comemos cada vez peor. En general, no son el déficit o las carencias de algún elementos o vitaminas lo que encontramos en los pacientes, sino la sobrealimentación, es decir, un exceso de energía respecto a lo que la persona necesita o gasta.
¿Somos lo que comemos? En realidad somos los que absorbemos
Para que tengamos una nutrición eficaz es importante que nuestro sistema intestinal esté correcto en cuando a integridad, estructura, inmunidad intestinal y flora intestinal correcta. Hay que recordar que también heredamos un código genético. Dichos genes pueden verse anulados o estimulado y expresados según el ambiente y estilo de vida de cada persona (epigenética). Sin embargo, no sólo cuentan los genes. Una dieta saludable, junto con la práctica de ejercicio físico, es fundamental en el camino hacia una vejez más sana. La distribución de comidas es, también, algo a tener en cuenta. El desayuno es la comida más importante del día (un ejemplo de un buen desayuno: pan integral con una cucharada de tomate natural y aceite de oliva, al que le podemos poner dependiendo de la comida de todo el día, orégano y un poco de proteínas de alto valor biológico. Porque no un poco de jamón ibérico, o pavo). Por su parte, el almuerzo debe ser suficiente (una buena opción es combinar una ensalada de hortalizas frescas muy variada, el truco es que tenga muchos colores, aderezadas con aceite de oliva, con un plato principal basado en carne magra, pescado, marisco, huevos o legumbres). Y por último, la cena ha de ser ligera, pero no por ello menos apetitosa (verduras, aliñadas con una cucharadita de aceite, algunas frutas y yogur). Le recordamos que tome un tentempié a media mañana y otro a media tarde: fruta, yogurt o zumo natural. En términos generales, ¿cuál sería la dieta ideal para vivir más? En principio, se trata de comer mucha cantidad de alimentos ricos en fibra, vitaminas, minerales (fruta, ensalada y verduras), carbohidratos de absorción lenta (pastas integrales, legumbres) evitar los que estén refinados (pan blanco, azúcar, cereales no integrales…), reduciendo el consumo de carnes rojas e incrementar grasas saludables ricas en omega-3 como las nueces, aguacate, salmón, atún… Las cantidades también son importante, hay que comer e todo, y con la medida justa (para ello se debe realizar un estudio del metabolismo basal, del cual hablaremos más abajo). Y, de nuevo, siempre con una base de ejercicio. Pero en la dieta antiaging es fundamental, sobre todo, seguir una alimentación personalizada: no todo el mundo metaboliza igual ni necesita lo mismo para estar bien. Así, en el programa antiaging de la Clínica Planas, se realizan diversas pruebas para saber si la persona analizada tiene un estado nutricional equilibrado o padece algún grado de desnutrición. Para ello, se debe conocer la historia clínica y dietética, y evaluar así mismo sus características antropométricas y bioquímicas. Son, también, otros valores a tener en cuenta, las posibles alteraciones en la ingesta de alimentos, digestión, absorción, excreción y metabolismo. Así, la dieta antiaging tiene unas características generales que luego hay que adaptar a cada paciente. Pobre en calorías, debe tener todos los macro/micronutrientes y oligoelementos necesarios. Con respecto a las grasas, las saturadas se intentan dejar, a un lado, y las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, aportarlas a la dieta siempre en su medida, si fuera necesario además en la dieta se toman suplementos. “Los suplementos alimentarios en la dieta antiaging son importantes. Por ejemplo, si una persona tiene un déficit de Omega 3, no le puedes decir ‘cómase tres kilos de sardinas diarios’; o, por ejemplo, si tiene el hierro bajo, no le aconsejas que se coma cuatro filetes de hígado. Sin embargo, sí que puedes recetarle un aporte externo de estos elementos”,. De todos modos, la dieta antiaging que se recomienda es una dieta sana en la que, si en lugar de dar compuestos vitamínicos, se pueden recetar zumos, mejor. No es una dieta restrictiva en exceso. Se recomienda el jamón, vino tinto, si no existe contraindicación específica, por las sustancias que contiene como los polifenoles y los taninos, pero sobre todo por el resveratrol, uno de los mejores antioxidantes y anticancerígenos conocidos. Se trata de un estimulante de las sirtuinas, un grupo de genes que regulan el envejecimiento de todos los organismos vivos aunque cualquier tipo de bebida alcohólica se debería reducir al máximoPor otro lado, también recomendamos chocolate, principalmente a las mujeres, pues es, para ellas, lo que la aspirina para los hombres: un anticoagulante plaquetario”
Cuestión de alimentos
En cualquier dieta equilibrada son necesarias las proteínas, las grasas, los hidratos de carbono y la fibra. Por eso es importante elegir bien los alimentos en la dieta antiaging. Las proteínas, compuestas por aminoácidos, permiten una renovación continuada de nuestras estructuras y la formación de moléculas necesarias. Nuestro cuerpo no tiene reservas de proteínas, así que debemos distribuir su consumo en, al menos, tres ingestas al día. El jamón y el pescado son, en este caso, altamente recomendables. El jamón ibérico, por ejemplo, puede sustituir a la carne para aportar proteínas a la dieta. Por otro lado, el pescado azul (Un mínimo de tres veces por semana), como la sardina o el boquerón, son más aconsejables que la carne. En cuanto a las proteínas vegetales, deben de constituir el 50% del total de proteínas, están en las legumbres, frutos secos, gluten, soja, tempeh, tofu, germinados, etc. Otra cosa son las grasas, no menos importantes, ya que constituyen la mayor fuente de energía y, por tanto, son imprescindibles para el buen funcionamiento del organismo. Además, no sólo intervienen en la absorción de algunas vitaminas, sino que resultan agradables al paladar. Sin embargo, hay que prestar especial atención a las grasas saturadas (su consumo debe ser inferior al 10% del total de grasas de nuestra dieta), ya que multiplican el riesgo de sufrir enfermedades coronarias e incrementan el grado de colesterol en la sangre. ¿Dónde se encuentran? En las carnes con grasa, la nata, la mantequilla, el coco, los pasteles, la bollería industrial, etc. Por su parte, las grasas insaturadas (aceite de oliva (monoinsaturadas) disminuyen el nivel de colesterol en la sangre, por lo que se consideran “grasas buenas” y necesarias en la dieta antiaging. Entre estas grasas también están las poliinsaturadas o ácidos grasos esenciales, entre las que destacan los Omega 3 y Omega 6, presentes en verduras, frutos secos, cereales, soja, nueces, vegetales de hoja verde y pescado azul. Por último, los hidratos de carbono o glúcidos aportan energía a nuestro organismo sin generar demasiados residuos, y se aconseja consumirlos en frutas y verduras, Complejos y de índice glucémico bajo. Y la fibra (mitad soluble/insoluble), un hidrato de carbono complejo, ayuda a aumentar el bolo alimenticio. Pero en general, la clave está en la dieta frugal. “Nuestras células no pueden consumir toda la glucosa que ingerimos, por lo que el organismo almacena la energía sobrante en el tejido adiposo, en forma de grasas, cargándose de reservas. Pero nuestro código genético está programado para sobrevivir mejor en periodos de escasez de alimentos. El problema es que, en nuestra sociedad, no lo utilizamos y acabamos favoreciendo la obesidad”. De todas formas para realizar una nutrición óptima se debería hacer un estudio del metabolismo basal. Con dicha técnica el médico especialista puede conocer con exactitud las calorías necesarias que se debe prescribir a cada persona y su repartición calórica en cuanto a grasas, proteínas y carbohidratos. El principal motivo es que no todos metabolizamos los alimentos del mismo modo. Hay personas que queman mejor los azúcares, las grasas o las proteínas. Por lo tanto, si un paciente que quema peor los azúcares, por ejemplo, realiza una dieta para perder peso en la que reduce la ingesta de grasa pero no la de azúcares, los resultados no serán los deseados. Gracias a este estudio podemos determinar las necesidades nutricionales de una paciente, saber qué alimentación quema mejor y, por lo tanto, elaborar una dieta personalizada que se ajuste a sus necesidades. Esta prueba es una espirometría, es decir, analiza la respiración del paciente con una tecnología específica. La combustión completa de los alimentos se realiza a través de las moléculas de oxígeno así que, analizando la respiración del paciente, podemos saber qué se está quemando mejor y crear una dieta que se ajuste a sus necesidades. En realidad cuando perdemos peso se pierde por la respiración y no por la orina o el sudor.
Suplementos alimenticios en la dieta antiaging
Como no podemos ingerir todas las cantidades de vitaminas, minerales o sustancias beneficiosas para nuestra salud a través de la alimentación, los suplementos pueden ayudar a suplir algunas carencias. Hay firmas, como por ejemplo Diafarm, que cuenta con productos destinados a combatir el envejecimientoy a complementar la dieta antiaging. Su línea Vitaceutics Antiaging se presenta en dos fórmulas: Antioxidante, que ayuda a afrontar el paso de los años manteniendo un aspecto saludable, y Belleza, para combatir los signos del envejecimiento reflejados en piel, cabello, uñas y silueta. La fórmula antioxidante incorpora Oxxynea, un ingrediente rico en polifenoles (flavonoides, procianidinas, antocianidinas, etc.), glicina, vitaminas y minerales. Por su parte, la fórmula belleza incorpora té verde, aceite de borraja, uva, aceite de pescado (rico en Omega 3), vitaminas y minerales, entre otros ingredientes.