La piel no vive del aire. Como nosotros, también se nutre, se hidrata y se tonifica. Y si bien es cierto que su belleza depende en gran parte de la genética, hay algunas malas costumbres que, si las evitamos, nos permitirán lucir una piel casi perfecta.
Lo que NO hay que hacer:
1. No utilizar protección solar. La radiación solar es uno de los factores más agresivos para nuestra piel, por lo que todos los días del año deberíamos usar un protector solar adecuado a la exposición que vamos a recibir, si queremos evitar flacidez, arrugas e imperfecciones de la pigmentación. Los dermatólogos coinciden: la mejor manera de evitar las arrugas y las manchas en la piel es utilizar un protector solar SPF 30… ¡como mínimo! Y no estamos hablando exclusivamente de cremas de sol, sino también de hidratantes que incluyen factor de protección en su composición. Hay fórmulas de amplio espectro (pantalla contra los rayos UVA y UVB) que incluyen Mexoryl o Helioplex, ofreciendo una protección de larga duración. Es importante aplicarla cada dos horas, si estás expuesta al sol en la playa o en la montaña, y por la mañana antes de ir al trabajo.
2. Fumar. El tabaco no sólo perjudica seriamente la salud, también hace que surjan arrugas profundas en la piel a la vez que disminuye su tono. De hecho, hay estudios demuestran que diez años de tabaco pueden equivaler a un envejecimiento extra de la piel de dos años y medio.
3. Beber demasiado. Beber más alcohol de la cuenta repercute negativamente en la piel, ya que aumenta el nivel de agentes inflamatorios en la corriente sanguínea, lo cual puede provocar flacidez conforme avanza el tiempo.
4. Escoger productos inadecuados. No es lo mismo una piel grasa que una seca, por lo que no se pueden tratar todas las pieles de igual manera. Los cuidados diarios de limpieza e hidratación, así como los productos cosméticos, deben ser específicos para cada tipo de piel.
5. Ignorar el escote. No por ello hay que dejar de lado cuello y escote. Se trata de áreas que están contínuamente expuestas y, sin embargo, pocas veces reciben los mismos tratamientos que regalamos al rostro, a pesar de ser zonas delicadas y vulnerables al fotoenvejecimiento. Además, son fáciles de cuidar: cuando te apliques el sérum, la crema hidratante, una exfoliante o la protección solar, extiende todo ello un poco más hacia abajo y listo.
6. Pasar por alto los lunares. Las estadísticas no engañan: las tasas de incidencia del melanoma han estado aumentando en los últimos 30 años, siendo más frecuente en mujeres jóvenes y en hombres mayores. Todo el mundo necesita una visita al dermatólogo al menos una vez al año y cada uno debe “revisarse” al menos una vez al mes, incluso en zonas como el cuero cabelludo o las plantas de los pies. Y aunque tu lunar haya pasado el test, no dejes de revisarlo. En Clínica Planas Madrid y Clínica Planas Barcelona realizamos el “Total Skin Screening”, un minucioso estudio global de la piel que nos permite prevenir y detectar cualquier patología en la misma y determinar las causas que provocan su envejecimiento.
7. Usar brochas de maquillaje o esponjas sucias. ¿Por qué? Sencillamente, porque si no lavas a menudo tus brochas, se llenan de restos de maquillaje que pueden obstruir los poros de la piel e infectarlos. Para evitarlo, enjabona las brochas con un champú, acláralas bien y déjalas secar durante la noche.
8. Vivir pegada al móvil. Bueno, al móvil o al teléfono. Sí, sí, “pegar” la mejilla o la barbilla durante mucho rato al teléfono puede provocarte pequeñas erupciones, incluso si el teléfono está limpio y sin bacterias. La razón es que, apoyando la cara al aparato, provocas fricción, oclusión y calor, todos los ingredientes necesarios para provocar un sarpullido.
9. Exfoliar excesivamente la piel. Una cosa es limpiar la piel y arrastrar las impurezas con una exfoliación y otra es “rascar” la piel hasta irritarla. Exfoliar la piel más de la cuenta puede hacer que produzca menos grasa y surjan sarpullidos al arrastrar las bacterias por todo el rostro.
10. Trasnochar. La falta de sueño causa estrés, lo cual agrava el estado de la piel, provocando casos de acné, eczema o psoriasis. Mientras duermes, el cuerpo repara los daños de todo el día y, si interrumpes ese proceso, la regeneración de las células se produce de manera más lenta.
11. No desmaquillarse por la noche. Durante el día se acumulan en nuestra piel sustancias como grasa o contaminación que pueden obstruir los poros y producir imperfecciones en la piel o falta de luminosidad. Por ello es fundamental seguir una rutina de limpieza todos los días y aplicar después una crema o loción con sustancias nutritivas o reparadoras.
12. Comer mal. Una dieta equilibrada, con el aporte necesario de proteínas y nutrientes esenciales, es fundamental para la correcta síntesis de los componentes de la piel.
13. No cuidar el contorno de ojos. El contorno de tus ojos no es solamente la zona con la piel más frágil y delgada de todo tu cuerpo, sino la parte víctima de los peores abusos. Primero de todo, hay que dejar de frotarse los ojos. Cada vez que lo haces, corres el riesgo de romper los delicados vasos sanguíneos que corren por la zona, provocando ojeras y el engrosamiento de la piel. Utiliza un contorno de ojos anti-edad. Si el retinol es fuerte para ti, busca uno con péptidos para aumentar la elastina.
14. Tocar granitos o impurezas. Sí, ya se sabe que es tentador, pero tocar los granitos significa empujar a las bacterias a introducirse aún más dentro de los poros, causando inflamación, infección e incluso cicatrices posteriores. La solución: utiliza un producto con un máximo de 2,5% de peróxido de benzoilo justo encima del granito. Y si hay un acné persistente, consulta con tu dermatólogo.
15. Obviar cualquier tipo de ejercicio. Aparte de ponerte de mejor humor, el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo, proporcionándote el look “buena cara”. Esto, a largo plazo, influye en tu estrés y directamente en tu piel. Realizar ejercicio físico es bueno para reducir el estrés, lo que conduce a una mejoría en el aspecto piel, ya que disminuyen los niveles de cortisol en sangre.
16. Broncearse. Protégete con un mínimo de SPF 30 cada día y, si estás expuesta al sol, renueva tu aplicación cada dos horas.
17. Sobrecargar de productos a la piel. Muchas veces se aplican cremas incompatibles entre sí o que duplican ingredientes, provocando irritaciones a la piel o incluso anulando los efectos positivos de algún principio activo. Lo peor: mezclar retinol con AHAs, vitamina C y peróxido de benzoilo.
18. No beber agua. Somos un 60% de agua, por lo que es esencial en nuestra dieta para mantener hidratada la piel “por dentro”. La recomendación: de 1,5 a 2 litros de agua/día.
19. No utilizar mascarillas. La piel necesita nutrirse y alimentarse. Aparte de hidratarla por dentro y por fuera, aplica una mascarilla nutriente adecuada para tu tipo de piel una vez a la semana. 20. Descartar la grasa. La falta de grasa en la alimentación no sólo debilita el cabello: también produce un deterioro en la piel, acelera la descalcificación de los huesos y provoca una carencia de vitamina E. Si eliminas las grasas de la dieta, y el cuerpo no consigue suficientes nutrientes de la comida que ingieres. De ahí que las dietas bajas en grasas sean un desastre, porque precisamente son las grasas buenas, como el aceite de oliva, y los ácidos grasos Omega 3 y 6 (en pescado y nueces), los que fortalecen cabello, uñas y piel.