La exposición al sol ofrece beneficios como la producción de vitamina D y la regulación de nuestro ritmo circadiano y con ello de los procesos metabólicos imprescindibles para la vida. Pero la exposición excesiva a las radiaciones ultravioleta ( RUV) tiene consecuencias negativas: puede causar quemaduras solares, reacciones fototóxicas y fotoalérgicas, envejecimiento de la piel (manchas, arrugas y flacidez cutánea), daños en el ADN e inmunosupresión y cáncer cutáneo.
La Dra. Christina Schepers, Especialista en Dermatología Médico-quirúrgica de Clínica Planas, nos ofrece algunos consejos muy interesantes para potenciar la salud de nuestra piel a la hora de broncearnos. ¡Sigue leyendo!
Consejos para proteger nuestra piel
La mejor manera de reducir estos efectos nocivos es evitar la exposición solar en las horas centrales del día y utilizar ropa para cubrir las zonas expuestas, así como sombrero y gafas de sol. Pero si vamos a exponernos al sol en estás épocas del año toca escoger un filtro solar. A pesar de que puede parecer una tarea sencilla debemos tener en cuenta diversos factores para que éste pueda servirnos de forma óptima. La fotoprotección debe ser INDIVIDUALIZADA.
- En primer lugar, escoger el factor de protección. Esto va a depender del tipo de piel, del fototipo -la resistencia de la piel ante la quemadura- y de si uno ya ha estado expuesto al sol o no. Una piel que ya está bronceada precisará un factor de protección menor que una piel que no lo está, ya que la melanina es un mecanismo de defensa que confiere a la piel protección frente a los rayos ultravioleta. De modo general podemos seguir las recomendaciones de la academia americana de Dermatología en verano usando:
- Un índice de protección del 30 o mayor,
- Con cobertura amplia frente tanto a la radiación UV A como contra la UVB y en ciertos casos también contra la luz azul.
- Que sea resistente al agua.
- Luego debemos elegir el excipiente del filtro solar. Una piel acneica precisará un fotoprotector diferente a una piel seca, por ejemplo.
Hoy en día existen filtros solares que llevan incorporadas sustancias activas específicas para ciertas afecciones cutáneas. Por ejemplo, una piel afectada de rosácea se beneficiará de un filtro solar que incorpore además sustancias que regulen la inflamación y ayuden a reducir el eritema o enrojecimiento.Para pacientes con antecedentes de cáncer de la piel existen filtros solares que incorporan enzimas reparadoras del ADN y antioxidantes y sustancias antiinflamatorias reparadoras del daño solar. - Filtros Químicos o Físicos. Se ha demostrado que los filtros químicos se absorben a través de la piel y pasan al torrente circulatorio. Algunos de ellos pueden actuar como disruptores endocrinos, por lo que deberían evitarse. Los filtros físicos no deben estar en forma de nanopartículas que también se absorben a través de la piel. Existen también filtros solares que no incorporan sustancias nocivas para las corales y la fauna marina.
Hoy en día, los filtros solares son eficaces desde el momento en que se aplican por lo que no es necesario aplicarlos media hora antes de exponerse al sol. Protegen más los filtros solares con color (óxido de hierro).
Una pregunta frecuente que nos hacen los pacientes es si debemos aplicarnos antes el filtro solar o la crema hidratante. El filtro solar será igual de eficaz si se aplica antes o después de la hidratación, pero yo recomiendo que se utilizar antes la crema hidratante ya que lleva antioxidantes que interesa que penetren y después el filtro solar.
Fotoprotección oral
Por otra parte, se deberá valorar si sería beneficioso añadir una fotoprotección oral. Son antioxidantes que se toman por vía oral y que confieren a la piel una mayor resistencia frente a la radiación solar. Llevan polypodium leucotomus, que se obtiene de helechos y antioxidantes como la vitamina C, vitamina E, astaxantina que se encuentra en el pigmento que le da el color naranja, al salmón y ciertas algas, selenio, licopeno, luteína, epigalatocatequinas del té verde, polifenoles de la uva o de los frutos rojos y betacarotenos.
También puede ser conveniente asegurarse de un aporte adecuado de vitamina D que interviene en el correcto funcionamiento del sistema inmunológico, importante para evitar las transformaciones malignas.
Terapia lumínica
Otra herramienta de la que disponemos para aumentar la capacidad de la piel de defenderse frente a la radiación ultravioleta es la terapia lumínica de baja intensidad. Aparte de esta protección, la terapia lumínica produce un efecto antiinflamatorio, una regulación de las funciones celulares, un efecto antiaging además de un aumento de la luminosidad de la piel que se apreciará de forma inmediata.
Para finalizar, me gustaría recalcar la importancia de un estilo de vida saludable, una alimentación rica en antioxidantes y sobre todo un descanso nocturno suficiente. Debemos tener en cuenta que es por la noche, mientras dormimos, cuando se resetea, se regenera y se rejuvenece nuestro organismo, permitiéndonos tener un sistema inmune que funcione de forma óptima y que pueda revertir las agresiones a las que estamos expuestos de forma diaria.
Por todo ello es interesante visitar al dermatólogo antes de la exposición solar en verano, para poder elegir el fotoprotector solar más adecuado en cada caso además de descartar patologías dermatológicas, sobretodo lesiones cancerosas o precancerosas.