El 19 de octubre se celebra el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama como recordatorio del compromiso de toda la sociedad en la lucha contra esta enfermedad.
Con el objetivo de divulgar y concienciar a las personas, organizamos un nuevo directo de Instagram el miércoles 13 de octubre.
18:30h: “Cáncer de mama, humanidad y conciencia” – Directo con el Dr. Jaume Masià en el canal de Instagram de Clínica Planas.
El Dr. Jaume Masià, especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora y director del Servicio de Reconstrucción Mamaria Avanzada y de la Unidad de Tratamiento Integral de Linfedema de Clínica Planas, dará respuesta a múltiples dudas sobre la reconstrucción mamaria.
Mientras tanto, el Dr. Masià nos adelanta algunas de sus reflexiones:
¿Debería o no debería reconstruirme el pecho?
La reconstrucción mamaria es una decisión propia de la paciente que se debe tomar consensuada con el médico; lo único que necesitamos para tomar una decisión correcta es información.
Hay que tener acceso a la información sobre la reconstrucción postmastectomía, la reconstrucción inmediata, la diferida, la cirugía reconstructiva parcial -que es una cirugía conservadora- y también, por supuesto, de la prevención y tratamiento del linfedema.
Como cirujanos únicamente podemos ofrecer la reconstrucción adecuada cuando disponemos de todas las técnicas de reconstrucción mamaria y cuando damos la información necesaria. No tenemos una varita mágica pero sí podemos conseguir resultados muy buenos que permiten a una paciente estar haciendo topless en la playa al cabo de unos meses y esto significa recuperar la calidad de vida que demasiadas veces el cáncer nos roba.
Esto no implica que la reconstrucción mamaria sea un paso obligatorio para las pacientes de cáncer de mama; en absoluto. Si la paciente se puede sentir como antes sin tener una reconstrucción mamaria es una sabia elección, pero hay que poder elegir ese camino sabiendo que existe la reconstrucción mamaria y que hoy en día podemos conseguir resultados realmente buenos.
La comunicación entre el paciente y el cirujano, la clave del éxito.
Lo primero que el cirujano debe entender es qué quiere esta paciente, cuáles son sus expectativas. Aquí podemos encontrar muchísimos argumentos sobre sexualidad, sobre contorno corporal, pero es mucho más sencillo: la mujer que ha sufrido un cáncer de mama lo que quiere es normalizar su rutina diaria y volver al estado que tenía antes de la enfermedad.
Poder vestir igual, abrazar a sus hijos, a su pareja, ir a la playa, al gimnasio… Todo esto sin estar condicionada, recuperando su imagen corporal y esa parte tan importante de su cuerpo y símbolo de la femineidad que es la mama.
El diagnóstico y el tratamiento deben ser personalizados para cada paciente.
Este proceso empieza con un análisis del problema de la paciente, con un estudio cuidadoso de su cuerpo, pero sobre todo sabiendo escuchar. A menudo los médicos somos tan vanidosos, que no escuchamos a las pacientes, porque creemos que ya sabemos lo que necesitan. Y ese es uno de nuestros grandes errores, ya que no podemos ayudar a una persona sin saber exactamente lo que necesita.
La cirugía es como todo en la vida, lo natural, lo orgánico, lo que está bien manipulado es lo correcto o al menos lo mejor. Pero, por desgracia, no siempre podemos aplicar estas técnicas a las pacientes. Por ejemplo, a una chica muy delgada con una mastectomía bilateral posiblemente tendríamos que ofrecerle una reconstrucción con implantes.
Este es el ejemplo de la paciente irradiada, una paciente a la que pusieron implantes y su propio cuerpo, que es muy sabio, intenta apartar ese implante y lo relega, encapsulándolo en una zona más lateral superior. Esta mujer está muy lejos de sentir que tiene un pecho natural.
Lo que debemos conseguir en cuanto a resultados no es tanto la simetría del pecho sino la sonrisa de la mujer, que ella se sienta bien. La autopercepción del pecho reconstruido.
La técnica DIEP
La gran revolución de la reconstrucción mamaria -y diríamos que de todos los tipos de reconstrucción- fue a finales de los 90 y principios de los 2000, cuando los cirujanos plásticos fuimos capaces de trasplantar grasa y piel sin sacrificar ningún músculo. En definitiva, es el concepto de ser capaces de trasplantar michelines. Y como en un mundo como este en el que cada vez hacemos menos ejercicio y comemos más comida basura tenemos todos pronto michelines que nos sobran, es muy fácil encontrar un michelín que nos permita reconstruir el pecho.
Aunque está técnica fue presentada por el Dr. Koshima hace 35 años, todavía parece algo nuevo en muchos sitios, incluso en España. El concepto es claro: michelín que nos sobra lo trasplantamos. Podemos encontrar michelín incluso en gente joven y delgada; casi siempre hay algo de tejido y esto nos va a ofrecer la posibilidad quitar la barriga y hacer una reconstrucción. Cuando la persona no tiene barriga podemos extraerla de la zona glútea o de la cara interna del muslo; es decir, que hay otras zonas.
La técnica DIEP, que significa perforante de la epigástrica inferior profunda, consiste en sacar ese michelín y llevarlo al pecho. Con lo cual, lo que hacemos es quitar una mama y poner otra mama lo máximo de parecida. Evidentemente es una técnica compleja que hay que saber realizar correctamente, pero con ella lograremos resultados naturales y definitivos, sin alterar la función muscular de la mujer y con una estética óptima.
Antiguamente se realizaba la técnica TRAM, en que se cortaba el músculo rectoabdominal, con lo cual la gente sufría hernias y debilidades terribles en la pared abdominal.
La reconstrucción del pezón no es algo secundario
La reconstrucción del pezón es una parte fundamental de la reconstrucción mamaria, tanto la areola como el botón del pezón. Para una persona que no ha padecido cáncer de mama puede parecer algo trivial, pero poder llevar ropa ajustada marcando ambos pezones de forma simétrica es esencial para la autoestima y la seguridad de las pacientes.