Durante siglos, la búsqueda de la belleza ha traído de cabeza a muchos hombres y mujeres. Ya Narciso quería preservar su belleza a toda costa y ha sido el leitmotive de centenares de novelas que exponen de una u otra manera el deseo que el paso del tiempo quede en la experiencia y la memoria, no así en la expresión. Ha habido personajes que, hasta por su belleza, han sido capaces de vender su alma al diablo. El envejecimiento es la consecuencia natural del paso del tiempo. Sus secuelas, la exposición prolongada a los rayos solares o el estrés de la vida cotidiana se hacen especialmente patentes en la cara y el cuello, provocando surcos y pliegues que hacen que la expresión pierda definición. Todos estos efectos pueden remediarse gracias a la cirugía estética, mediante un lifting facial. El Dr. Javier Bisbal y el Dr. Arturo Carbonell de la Unidad de Cirugía Plástica y Estética de la Clínica Planas comentan que “aunque no quita años, el lifting facial es un tratamiento que ayuda a mejorar el aspecto, a devolver el tono cutáneo y a recuperar los puntos de luz y los relieves faciales, proporcionando un efecto de rejuvenecimiento y vitalidad que el tiempo había hecho desaparecer”. El tratamiento se consigue con una intervención quirúrgica que requiere uno o dos días de hospitalización. Consiste, básicamente, en reposicionar las capas musculares, la piel y la grasa, retirando el tejido sobrante mediante una incisión que, habitualmente, comienza en la zona de las patillas –por dentro del pelo–, se extiende al interior de las líneas naturales que existen en la oreja y continúa alrededor del lóbulo, detrás de la oreja y del cuero cabelludo. De esta manera, las cicatrices quedan perfectamente camufladas. Cuando el cuello necesita un tratamiento especial, es necesario realizar una incisión justo debajo del mentón. Aunque, generalmente, la intervención es con anestesia general, en muchos casos y dependiendo de las características de los pacientes, se puede realizar con anestesia local y sedación. “Después de un lifting facial, el rostro presenta un aspecto más o menos hinchado en función de la extensión del trabajo realizado y de las características propias de cada paciente”, comenta el Dr. Javier Bisbal y añade que “el postoperatorio no acostumbra a ser doloroso y bastan de unos analgésicos básicos para ser controlado”. Es habitual que tras la operación se sienta uno la piel de la cara algo “acorchada” (sin sensibilidad); esto se debe al despegamiento realizado durante la operación y desaparece en unas semanas. También, aunque depende de cada paciente y de la extensión del lífting, el rostro puede quedar amoratado, hecho que no va más allá de 15 días si se siguen correctamente las instrucciones del médico. Se considera que el proceso está finalizado a lo 2 meses de la intervención. La piel y el rostro han recuperado la firmeza y la vitalidad deseada. Con la experiencia de la Clínica Planas, el Dr. Arturo Carbonell puede afirmar que “el grado de satisfacción de estas operaciones suele ser muy elevado y el resultado es visible a todos los niveles”. Los resultados son tan satisfactorios, que son muchos los que tras esta operación se preguntan hasta cuando durará el efecto. Y en realidad, esto es lo que mueve a una persona a operarse, el deseo de la imperturbabilidad. Ese mismo gran deseo que llevó a Dorian Gray a vender su alma para mantener el mismo aspecto que en el cuadro pintado por su amigo Basil y, probablemente, el mismo deseo que llevó a Oscar Wilde a escribir esta novela, “El retrato de Dorian Gray”. Todos querríamos permanecer a pesar del tiempo. Si bien es cierto que el efecto de la gravedad no se puede remediar, también lo es que la cicatrización retarda el efecto descolgamiento, aunque no es definitivo. Para que el resultado sea satisfactorio también hay que tener en cuenta el paso previo a la operación, el preoperatorio. El Dr. Bisbal y el Dr. Carbonell nos explican que “durante la primera consulta se hace un estudio exhaustivo de la calidad de piel, la estructura ósea de la cara y de los hábitos de vida –si fuma, si toma alcohol, si toma medicamentos, etc. A partir de ahí, se hace un informe donde se evalúa el estado de salud del rostro en general”. El cirujano también le aconsejará sobre la repercusión de los hábitos de vida con el resultado final. Por ejemplo, si se es fumador y desea realizarse un lífting, deberá abstenerse de fumar durante las tres semanas previas y las tres semanas posteriores a la intervención, ya que el tabaco puede afectar negativamente la cicatrización de la herida. También, en esta primera visita, se valoran las expectativas del paciente, que éstas sean realistas, y es que alcanzar el éxito requiere que paciente y cirujano estén satisfechos con el resultado. En fin, la técnica ha superado con creces a rituales y creencias. ¿El secreto de la eterna juventud sin perder el alma? Hacerse un lifting facial.