Dieta antiaging
Come lo justo gasta más
¿Somos lo que comemos? En realidad somos los que absorbemos
Para que tengamos una nutrición eficaz es importante que nuestro sistema intestinal esté correcto en cuando a integridad, estructura, inmunidad intestinal y flora intestinal correcta. Hay que recordar que también heredamos un código genético. Dichos genes pueden verse anulados o estimulado y expresados según el ambiente y estilo de vida de cada persona (epigenética). Sin embargo, no sólo cuentan los genes. Una dieta saludable, junto con la práctica de ejercicio físico, es fundamental en el camino hacia una vejez más sana. La distribución de comidas es, también, algo a tener en cuenta. El desayuno es la comida más importante del día (un ejemplo de un buen desayuno: pan integral con una cucharada de tomate natural y aceite de oliva, al que le podemos poner dependiendo de la comida de todo el día, orégano y un poco de proteínas de alto valor biológico. Porque no un poco de jamón ibérico, o pavo). Por su parte, el almuerzo debe ser suficiente (una buena opción es combinar una ensalada de hortalizas frescas muy variada, el truco es que tenga muchos colores, aderezadas con aceite de oliva, con un plato principal basado en carne magra, pescado, marisco, huevos o legumbres). Y por último, la cena ha de ser ligera, pero no por ello menos apetitosa (verduras, aliñadas con una cucharadita de aceite, algunas frutas y yogur). Le recordamos que tome un tentempié a media mañana y otro a media tarde: fruta, yogurt o zumo natural.
Cuestión de alimentos
En cualquier dieta equilibrada son necesarias las proteínas, las grasas, los hidratos de carbono y la fibra. Por eso es importante elegir bien los alimentos en la dieta antiaging. Las proteínas, compuestas por aminoácidos, permiten una renovación continuada de nuestras estructuras y la formación de moléculas necesarias. Nuestro cuerpo no tiene reservas de proteínas, así que debemos distribuir su consumo en, al menos, tres ingestas al día. El jamón y el pescado son, en este caso, altamente recomendables. El jamón ibérico, por ejemplo, puede sustituir a la carne para aportar proteínas a la dieta. Por otro lado, el pescado azul (Un mínimo de tres veces por semana), como la sardina o el boquerón, son más aconsejables que la carne. En cuanto a las proteínas vegetales, deben de constituir el 50% del total de proteínas, están en las legumbres, frutos secos, gluten, soja, tempeh, tofu, germinados, etc. Otra cosa son las grasas, no menos importantes, ya que constituyen la mayor fuente de energía y, por tanto, son imprescindibles para el buen funcionamiento del organismo. Además, no sólo intervienen en la absorción de algunas vitaminas, sino que resultan agradables al paladar. Sin embargo, hay que prestar especial atención a las grasas saturadas (su consumo debe ser inferior al 10% del total de grasas de nuestra dieta), ya que multiplican el riesgo de sufrir enfermedades coronarias e incrementan el grado de colesterol en la sangre. ¿Dónde se encuentran? En las carnes con grasa, la nata, la mantequilla, el coco, los pasteles, la bollería industrial, etc. Por su parte, las grasas insaturadas (aceite de oliva (monoinsaturadas) disminuyen el nivel de colesterol en la sangre, por lo que se consideran “grasas buenas” y necesarias en la dieta antiaging. Entre estas grasas también están las poliinsaturadas o ácidos grasos esenciales, entre las que destacan los Omega 3 y Omega 6, presentes en verduras, frutos secos, cereales, soja, nueces, vegetales de hoja verde y pescado azul. Por último, los hidratos de carbono o glúcidos aportan energía a nuestro organismo sin generar demasiados residuos, y se aconseja consumirlos en frutas y verduras, Complejos y de índice glucémico bajo. Y la fibra (mitad soluble/insoluble), un hidrato de carbono complejo, ayuda a aumentar el bolo alimenticio.
Suplementos alimenticios en la dieta antiaging